violencia infantil



DIECISÉIS MENORES MURIERON EN 2004
víctimas de la violencia de sus seres más cercanos, según datos de la Red Feminista contra la Violencia de Género (cuatro, en 2005, según la misma fuente); muchos de ellos, a manos de sus progenitores. Además de las mujeres, los niños son también víctimas de malos tratos que la mayoría sufre en silencio. Los expertos calculan que sólo un 10 ó un 20% de los casos de maltrato infantil sale a la luz. El miedo, la sensación de culpabilidad y su corta edad actúan como una mordaza. Ni siquiera ante los psicólogos confiesan las agresiones.

«La mayoría de las llamadas que recibimos están relacionadas con separaciones. Los menores no denuncian. No son conscientes del maltrato, ni tienen referencia de si lo que viven es bueno o malo», afirma Javier García, asesor del Defensor del Menor en malos tratos.

Ante el mutismo infantil, los médicos son un seguro de vida. «Hay un protocolo sanitario sobre maltrato a menores que funciona muy bien. Cuando un médico detecta indicios de posibles daños, lo denuncia y se activa el mecanismo de protección», explica Ángeles Álvarez, portavoz de la Red de Organizaciones Feministas Contra la Violencia de Género.

En cuanto a los ancianos, un reciente estudio de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) revela que entre un 3 y un 10% de los mayores de 65 años sufre situaciones de negligencia, abuso o maltrato. Pero la soledad, el desarraigo y la falta de respeto son, en ocasiones, la peor tortura para un colectivo con complejo de estorbo.

OBSERVATORIO GENERAL SOBRE MALOS TRATOS

El Defensor del Menor, Pedro Nuñez Morgades, ha propuesto la creación de un Observatorio General sobre Malos Tratos, que contemple la violencia sobre mujeres, niños y mayores.

En su opinión, «se habla mucho de violencia doméstica y se identifica sólo con la que afecta a las mujeres, de la que, desgraciadamente, tenemos noticias casi a diario y que, sin duda, es gravísima, pero la realidad es que los malos tratos a los niños y mayores siguen siendo los grandes ignorados cuando, generalmente, se están produciendo simultáneamente. Cuando hay una mujer maltratada, los hijos también lo están, física o psicológicamente y su desprotección es aún mayor».

Morgades ha hecho un llamamiento a los vecinos, profesores, compañeros, amigos y familiares, para que, ante cualquier sospecha de maltrato infantil o de mayores lo denuncien ante las Fuerzas de Seguridad o los Servicios Sociales, aún a riesgo de equivocarse.

En su opinión, las personas cercanas a ellos pueden detectar los síntomas de un posiblemaltrato o abuso sexual: el llanto reiterado, las marcas y hematomas, los cambios bruscos de actitud, el retraimiento inhabitual o la pérdida de apetito son indicadores a tener en cuenta

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